Especial De Lorenzi: La ergonomía entre el tabloid y el sábana (3)
(Ilustración de El Norbi)
(Por Miguel De Lorenzi) Esto de las numerosas particiones en que vienen los diarios creo que proviene de una idea equivocada. La de que el diario arriba a la hora del desayuno al hogar. Que el jefe de familia reparte, Espectáculos para los hijos, Mujer y Cocina para su esposa, Deportes para él y la sección A apartada para leer a la noche (o sea, nunca). Nada más alejado de la realidad. La estampa podría ser una candoroa viñeta de El Hogar de los años 40, pero no es lo que ocurre hoy con toda la familia, dispersa, disparando temprano a sus tareas.
El USA Today puso de moda esto de las secciones, pero este diario las presenta separadas, no una metida dentro de la otra. Con el USA Today usted se da el lujo de tener cuatro o cinco portadas, la que más le importe, barajándolas como un maso de naipes. Diría para seguir con la metáfora gastronómica que no se trata de un alcaucil sino de un hojaldrado.
Ustedes ya estarán pensando ¡Ma si! ¿Porqué no te vas a leer los diarios en Internet?. Ese es un capítulo aparte. El diario en internet es al diario electrónico (todavía por crearse) lo que el carruaje tirado por caballos al automóvil. Estamos hablando de diarios impresos en papel, que sospecho no desaparecerán tan fácilmente o convivirán con los electrónicos.
Es como la muerte de la pintura, tantas veces anunciada; y ahí está vivita, y coleando, nos guste o no. La aparición de los medios digitales renovó las esperanzas de los agoreros, y ahí están los artistas digitales, confundidos, creyendo que la belleza y el disfrute está en el medio, sin darse cuenta de que lo que vale es lo que se pueda expresar con el medio digital. Han inventado una tramposa coartada, dicen que no quieren expresarse, que quieren comunicar. Entonces les diría, tomen un megáfono vayan a cualquier plaza San Martín de cualquier lugar del país y comuniquen lo que quieran con el altavoz, pero no manden a los salones, ni expongan sus aburridadas multimedias en las galerías donde concurren unos pocos que no se animan a decir –críticos, curadores y gestores culturales incluídos-, que el rey está desnudo. Espero que no pase esto con los diarios electrónicos, cuando lleguen.
¿Alguién sabe como serán los diarios en el futuro?. Steven Spielberg suele dar señales. “En Inteligencia Artificial”, un film del futuro, envuelto en lo más avanzado de la tecnología y la ingeniería genética, los personajes leen diarios de papel ¡en tamaño sábana! ¿Cómo se les pudo haber pasado el detalle a sus diseñadores de producción?. Se ve que no los despidió porque en “Minority Report”, otra película de ciencia ficción, al comienzo, vuelve a mostrar otro diario sábana. Sólo que esta vez, más adelante, muestra un diario electrónico. En una hoja electrónica, al parecer flexible, fliquean páginas con el diseño convencional de un diario en soporte papel. Así que no desesperemos, según los diseñadores de producción de Spielberg, nuestro oficio todavía tiene futuro. El que colma el asombro es Ridley Scott. En “Blade Runner” que transcurre en 2019, el protagonista, Harrison Ford, consulta y luego se pasea ostensiblemente con un diario de papel en formato sábana. Estos creadores visionarios parecen predecir que el diario seguirá en soporte papel y que además, ¡será en formato sábana!. ¿Habrán visto estas películas los marketineros conversos de el “The Guardian” y el “The Times”? ahora volcados a los vulgares formatos de el “The Mirror” y otros escandalosos.
Vuelvo a la pregunta inicial. Creo que el dilema tabloid-sábana es falso. Oculta la renuencia de la industria y sus ingenieros a investigar y crear nuevas máquinas para editar diarios verdaderamente cómodos de leer. Además que parecen no estar muy codo a codo con investigadores que buscan, como el santo grial, el papel flexible electrónico. A este papel lo han anunciado varias veces, pero nunca lo han mostrado. Los fabricantes de rotativas para diarios, desde que éstas se inventaron, se han limitado a variar el diámetro y el ancho de los tambores de impresión, según se lo pidan sus comitentes, y en los últimos años a agregarle algunos microprocesadores para acelerar las tareas. Los programadores de software para la construcción de páginas, no tienen más remedio que ir por detrás siguiéndole la corriente.
Sería injusto si no señalara los esfuerzos y enormes logros de los diseñadores de diarios, aunados a los editores (por suerte cada vez menos renuentes al matrimonio), para facilitarle al lector el acceso a los contenidos de las publicaciones diarias. Pero por lo visto, no ha sido suficiente: los diarios se leen cada vez menos. Debe haber varias razones para que esto ocurra; los contenidos, la competencia de la televisión a lo que habría que sumarle este galimatías -del que tratan estas líneas- de pulpa de celulosa comprimida que son los diarios de hoy.
Quiero decir, falta muchísimo para que la información circule masivamente sobre bits. La industria editorial puede y debe hacer algo para que las moléculas sigan transportando información y entretenimiento.
Miguel De Lorenzi es director de arte del diario La Voz del Interior, de Córdoba, Argentina.
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